Con todo lo que hemos visto en los primeros tres capítulos, la diferencia entre los mejores traders y el resto, no es lo que hacen, sino como lo hacen y que están pensando cuando lo están haciendo.
En este capítulo hablaremos sobre la actitud cuando hacemos trading, aquí nos centraremos más en ese sentimiento que nos da al momento de estar a punto de entrar en un trade o cuando ya estamos en él y la emoción o tristeza que nos da el ver nuestros resultados. Aquí el autor destaca que es muy importante disfrutar el trading, ya que si disfrutamos de esta actividad es mucho más sencillo ser feliz en el momento que la implementamos.
Tenemos que tener muy presente que el disfrutar el trading es una cuestión de decisión. Esto va pegado a lo que hablábamos de asumir la responsabilidad. Para ser consistente en el trading es necesario seguir una serie de actividades que nos lleven hacerlo como: Las reglas, el manejo de riesgo y sobre todo disfrutar lo que hacemos.
“Si su objetivo es el trading como un profesional y quiere ser un ganador, entonces usted debe comenzar a partir de la premisa de que las soluciones están en su mente y no en el mercado”
Duglas reitera que la parte más importante en el trading es la forma en lo que lo vemos: La ganancia y la consistencia son estados mentales. El querer ser rentable en el trading sin tener las creencias correctas es como querer ser feliz sin divertirse.
Aquí el detalle es estar en la misma frecuencia, para ser feliz necesitas cambiar tus creencias acerca de lo que es la felicidad y que no es causada por nada externo, tenemos que la felicidad está en uno mismo y si una persona es feliz es porque ha orientado todas sus creencias y actitudes hacia esa felicidad.
Lo mismo pasa en el trading, para ser exitosos en el trading necesitamos estar en la frecuencia del éxito, como dice Duglas: La gente que es realmente feliz no tiene que hacer nada para ser feliz, son personas felices que hacen cosas. Los traders acertados están en consonancia con el éxito como una expresión natural de quienes son. No tienen que tratar de ser consistentes, son consistentes.
Para llegar a esta consistencia tenemos que dejar de luchar contra la corriente, un trader exitoso no busca probar algo sobre su actividad, simplemente actúa con los conocimientos adquiridos y va a favor de la corriente, tratando de tomar todas las oportunidades sin titubear y sin ver cosas de menos o demás al momento de realizar un trade.
Recordemos que nuestro cerebro está programado para protegerse ante el dolor y olvida algunos aspectos para no sumergirnos en este sentimiento, así que si somos personas que operamos con miedo, algo saldrá mal, ya que el cerebro tratara de protegernos y reprimirá algunas cosas dejándonos sin oportunidades en el momento de estar viendo las gráficas.
“Para ser consistente, tiene que aprender a pensar en el trading de tal manera que reconozca consciente o inconscientemente los procesos mentales susceptibles de causarle confusión, o bloqueo, y seleccionar o elegir la información sobre la base de lo que le hará feliz, así obtiene lo que quiere, y evita el dolor”.
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Ahora bien, ya sabemos que el miedo nos lleva solo a tener un mal manejo en nuestra operativa, por eso es importante tener muy en cuenta este cambio psicológico, porque esto no es una lucha contra el mercado, es una lucha contra nosotros mismo.
Para realizar este cambio, como lo hemos visto en el capítulo 3, es importante aprender a aceptar el riesgo que conlleva esta actividad.
“A usted no le hace ningún bien asumir el riesgo de poner un trade si tiene miedo de las consecuencias, porque sus miedos actuarán sobre su percepción de la información y su comportamiento haciendo que genere la experiencia misma que más teme y que está tratando de evitar”.
En estos primeros capítulos se habló sobre dejar de tener miedo, pero ¿Cómo podemos dejar de tener miedo?
Tengamos en cuenta que la mente es como un software, con líneas y líneas programadas para ser de tal o cual manera, el trabajo que tenemos que hacer es identificar si alguna línea o letra o palabra está fuera de lugar y trabajar en ella para cambiarla.
Para encontrar estas fallas debemos ser conscientes y responsable del momento en el que comenzamos a tener miedo o incertidumbre y parar. Como Brenkiria y yo les decimos siempre a nuestros pupilos, identifica el momento preciso en el que llega el miedo y sustituye ese sentimiento por acciones que te produzcan placer, como el comer un chocolate.
El ejemplo del chocolate suena sencillo, pero para esto necesitamos estar dispuestos a “enderezar nuestra mente” porque aunque nos demos cuentas de los errores, debemos aceptar que estamos mal y a partir de eso comenzar a cambiar.