Hace sesenta años, cinco años antes del primer vuelo del Concorde, un majestuoso avión supersónico surcó los cielos, a punto de inspirar un avión de pasajeros aún más veloz.
El XB-70 Valkyrie, un avión experimental desarrollado para las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, inauguró una era dorada para la aviación supersónica en septiembre de 1964. Este avión alcanzó una velocidad de más de 3.200 kilómetros por hora, casi un 50% más rápido que el Concorde.
🍷🍷 No te pierdas de los mejores análisis técnicos para invertir de una manera segura.
🧐 Aprende, decide y disfruta con los mejores 😎
A pesar de sus logros, el programa XB-70 no estuvo exento de problemas. Como avión militar, quedó obsoleto incluso antes de su lanzamiento y su vida útil se vio truncada por un trágico accidente. Incluso en vuelos regulares, todos los componentes del avión operaban al límite.
A pesar de estos contratiempos, el diseño del XB-70 lo convirtió en un icono de la aviación supersónica. “Hoy en día, la gente se detiene a contemplar el Valkyrie estacionado majestuosamente en el Museo Nacional de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, admirando su imponente tamaño y su elegante forma”, afirma Landis. “La mayoría se pregunta si se trata de un diseño nuevo, ya que nunca han visto nada parecido”.
El avión nació de una competición entre Boeing y North American Aviation, esta última fue elegida en 1957 por la Fuerza Aérea para desarrollar un bombardero capaz de transportar armas nucleares a Mach 2 y a 60.000 pies de altitud.
Sin embargo, el derribo de un avión espía estadounidense U-2 sobre la Unión Soviética en 1960 llevó a un cambio de enfoque hacia los misiles balísticos. En 1961, el presidente Kennedy consideró que el futuro XB-70 tenía pocas posibilidades de penetrar con éxito las defensas enemigas, lo que modificó el objetivo del programa hacia la investigación de vuelos de alta velocidad.
El primer XB-70, apodado Valkyrie tras un concurso de nombres, fue presentado en Palmdale, California, el 11 de mayo de 1964. Con una envergadura de más de 30 metros, seis motores turborreactores General Electric en la parte trasera y 56 metros de largo, era sin duda uno de los aviones más impresionantes jamás construidos.
Entre sus características distintivas se encontraban las puntas de las alas, que permanecían horizontales a velocidades subsónicas pero se plegaban una vez que alcanzaba velocidades supersónicas para reducir la resistencia. Sus principales elementos de diseño, como las alas en forma de delta y el fuselaje delgado y alargado, influyeron en el diseño del Concorde y su clon soviético, el Tupolev Tu-144.
A medida que se disponía de más información, estos diseños se transformaron en otros más refinados, como el Concorde, así como en otros proyectos que se quedaron sobre el papel, como los planeados rivales del Concorde imaginados por Lockheed y Boeing.
Una vez que quedó claro que el papel del Valkyrie como bombardero quedaba a un lado, sus diseñadores idearon usos alternativos para el avión, como una versión de transporte militar y civil. Se propusieron tres variantes, desde una de alta densidad con capacidad para 158 pasajeros hasta una disposición “de lujo” que permitía 114 asientos e incluía una sala de estar en el centro del habitáculo.
La experiencia de los pasajeros en un avión así se asemejaría mucho a la del Concorde: “Suave, silenciosa, con amplio espacio entre los asientos. Debido a los altos costos operativos del avión y al número limitado de asientos, es probable que solo estuviera al alcance de la clase media alta y los ricos”.
Y lo más importante, habría sido rápido, conectando Londres y Nueva York en solo dos horas y media, frente a las tres y media típicas del Concorde.
Otras versiones propuestas del avión lo imaginaban como plataforma de lanzamiento de naves espaciales orbitales e incluso de misiles Minuteman, pero al igual que la versión de pasajeros, nunca llegaron a materializarse.